Todo proyecto nace con una visión, una imagen, un sueño.
El momento iniciático de este libro surge una mañana de invierno de hace algunos años en un rincón del valle de Chistau. Fotografiando carámbanos me quedé absorto viendo cómo se formaba una gota de agua, desde el suave deslizar por la columna de hielo hasta precipitarse como una bolita esférica. Estaba asistiendo al nacimiento de algo.
Mi imaginación echó a volar y pensó en cuándo se convertiría en río o cuándo formaría parte de un animal. La idea prendió en mi cabeza. Decidí acompañar la gota en su viaje.
Había algo profundo en intentar fotografiar la belleza de lo que se escapa, de algo efímero que se transforma en otra cosa.
Me deslizaba con el agua y en su fluir brotaba la música y prendía la vida.
Música que cambiaba con el paisaje y con el tiempo, combinando nuevos sonidos con voces antiguas. No sólo escuchaba lo que el agua era sino también lo que soñaba con ser.
Su anhelo por ser mar la convirtió en río.